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La peña y la prensa
ABC, 1.994. [Ver el texto mejor, más abajo]
El compadre sueco
del faraón: "Cuando está bien, disfruto; cuando está mal, me lloro
por dentro"
De Suecia a la Maestranza porque allí toreaba su compadre, su ídolo, su torero. Es
L O. S. Matita
de romero entre sus dedos y currista desde hace mucho tiempo. De corazón. De sentimiento. De
los que tienen,
allá en el jardín de su casa sueca, romero plantado y que, en cuanto puede, coge el portante y se planta aquí,
o en cualquier plaza de España donde toree el faraón.
Se llama L O. S. No nació en Camas, aunque lo parezca, sino en Suecia. Tiene
cincuenta y dos años. Leyó un día a Hemingway y lleva veintidós viniendo a la Feria de
Sevilla. Es rubio como la cerveza y muere con la manzanilla. Vio un día un natural de
Romero y «quedé cogido para siempre por su forma de torear". Preside la peña Los
Suecos. Le dio un premio al Faraón. Lo conoció personalmente y le dijo que, si alguna
vez tenía un hijo, lo quería por padrino. Lo tuvo y Romero lo apadrinó.
-Hábleme despacio, como torea mi compadre. ¿Ókey? Es que, verá, el castellano lo
comprendo, pero despacio.
-Pero a su compadre lo comprende ligero ¿no?
-Es muy fácil si, ¿se dice así?, se tiene sentimiento.
-¿Cómo fue lo de tener a Romero por compadre?
-Le dimos un premio al triunfador en la peña que presido. Lo conocí. Le hablé de
mi deseo. Entonces yo no era casado. Me dijo que sí. Encontré a mi mujer. Vino el chico.
Curro cumplió su palabra.
-¿Se llama el niño Curro?
-Se llama Jimmy porque llamarse Curro un sueco y en Suecia... Se bautizó en la
Iglesia de la Magdalena, como mis otros hijos mayores. Y los bautizó a los tres don Federico
Pérez-Estudillo.
Su último viaje a Sevilla -sólo viene cuando torea el faraón y en eso
se gasta sus ahorros- fue en el pasado 12 de octubre. Toreaba su compadre. Aquí se encajó del
tirón. Y así vio a Romero...
-Faena cortita pero de pellizcos. Disfrutando mucho, como se disfruta cuando torea
Curro. Ya contamos en estos fascículos la anécdota de cuando Curro habló con él ya liado de
torero un Domingo de Resurrección en la Maestranza y contrastó la tranquilidad del
torero con el nerviosismo del sueco, hasta el extremo que,
hablándole de un negocio, el sueco le dijo a Romero: «Pero por Dios, Curro, compadre,
¡¿Ahora mismo me puedes tú a mí hablar de negocios con los nervios que yo tengo
encima cuando nos queda tan poco para hacer el paseíllo?!"
-Explíqueme el toreo de Romero.
-No tengo palabras. No las encuentro. Ni en español ni en sueco.
-¿Y explicárselo a un sueco?
-Prefiero hablar de toros aquí.
-Me imagino su casa con fotos de su compadre, videos...
-Fotos sí, un montón. Vídeos también tengo, pero los vídeos no transmiten. Prefiero
en vivo. O en recuerdos.
-¿Capote o muleta?
-Si me obliga a elegir, e! capote. Pero mi compadre por naturales... o por kikirikíes, o
por trincherazos... Aunque su capote es... mágico. Esa es la palabra: "mágico.
-¿Y cuando lo ve mal?
-Sufro. No me enfado, sino que me lloro por dentro.
-Me han dicho que le encanta España, que le apasiona su compadre y que le vuelve
loco la manzanilla...
-Lo normal.
-¿Ha visto Jimmy torear a su padrino?
-Sí. Y es más currista que yo. Me llamó por teléfono el 12 de octubre. Le dije lo de la
oreja y no veas usted cómo se oyó un ole desde Suecia...
-Llegará el día en que, a lo mejor, su compadre se retire y...
-Ese día, si es que llega, que ojalá que no llegue, me retiro yo también. ¿Ir a los
toros sin Romero? No hay ninguno como mi compadre, ¿comprende?.
-¿Vendrá el próximo Domingo de Resurrección?
-Por aquí nos veremos.
-¿Y mientras?
-Me conformaré con el romero que tengo sembrado en mi jardín o cuando hiervo unas
matitas para que la casa entera huela a toreo bueno...
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