EN CORTO l.lJOSE MORAN
¡AY MI
CURRO!
El milagro volvió a ocurrir hace un par de semanas en Jerez. El
Curro, el de las espantás, el "Faraón de
Camas", el torero --sin lugar a dudas uno de los más grande y
genial de todos los tiempos-- hizo que verónicas, naturales,
redondos, trincherillas, kikirikíes, cambios de manos y
desplantes de ensueño perfumaran del mejor toreo (ése que se
suele dar en pequeñas dosis) el ambiente de la Feria de
Jerez... Y de nuevo resurgió el toreo de siempre, protagonizado
por un torero en estado de gracia; el toreo lleno de sentimiento,
de creatividad y de emoción. el de los pellizcos y el
del tarrito de las esencias se encontró de nuevo, y
formando perfecta simbiosis, con su forma sublime de concebir el
toreo y el paroxismo provocado en los aficionados. El cielo de
Jerez se tornó, imagina uno, azul purísimo para enmarcar el
gesto, el arte y la majestuosidad de este torero intemporal,
personalísimo y único que todavía levanta pasiones.
Y allí, en la tierra del vino surgió, repito, el milagro y los
miles de aficionados llegaron al éxtasis profundo. 'Lances
lentos --decía el cronista de ABC--, manos bajas, muñecas
rotas, ese acompasar el cuerpo entero para enroscarse en la
cintura el capote, el toro y la plaza entera, que explotó al unísono
y enloqueció'. De nuevo ha quedado constancia --Jerez fue
testigo--, y de manera inolvidable y para la historia de la
tauromaquia, del más puro arte de este torero polémico, armado
e idolatrado por unos y odiado y vilipendiado por otros.
Prototipo, irrepetible también, del más puro estilo taurino
sevillano y del más alto sentido estético del toreo. Torero mítico
sin paliativos. 'La leyenda enigmática de Curro Romero,
impulsada por el éxito y el fracaso; la contienda casi secular
entre partidarios y detractores, protagonizada a veces por
polemistas que, en los dos bandos, nunca le vieron torear'. ¡Esa
es su grandeza! |